martes, 15 de marzo de 2011

Olvido

Huellas en la arena de la playa, que al paso de las olas, ya no son más,
así es el olvido; como hojas de árbol caídas, que vuelan con el ímpetu del viento del otoño, y se arremolinan cerca de sus raíces, para luego terminar desmoronándose ante la implacable mano que las arrastra a un agujero de plástico.

Como una lágrima de ayer, a la que no podemos seguirle la trayectoria,
como el agua del mar que salpicó en las rocas, y se evaporó por los ardientes rayos del sol, así, así es el olvido.

La memoria es una poderosa compañera, para la nostalgia, para el anhelo, para los suspiros y para noches propicias para el desvelo en un jardín sombrío, tan solo con hierbas y estrellas, tan solo con las rosas, y nosotros mismos. Sin embargo, más fuerte es el olvido, desterrador implacable, que lleva a los recuerdos a un ostracismo infinito...es un agujero sin fondo, en el que caen indefectiblemente aquellas cosas que irrelevantes o profundas llegaron a su centro.

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