domingo, 2 de mayo de 2010

Son Fantasmas

Aquellos rostros de ayer, aquellas miradas de fuego, que me inspiraron sentimientos de rabia...todos son fantasmas. A la memoria le gusta jugar a mostrárnoslos, y es en su amplio palacio donde nos encontramos con una serie de recovecos minados por ellos, en los cuales entramos y de los que luego se nos hace difícil salir. Por eso renuncié a ella, y renuncié a todas las cosas que moran dentro de esos grandes laberintos que posee.


A veces, en momentos de debilidad, salen a flote en mi memoria, figuras de humo que se difuminan rápidamente. Son gente del pasado, a las cuales decidí olvidar, porque el ejercicio de su recuerdo se convierte en un martirio, y yo estoy convencida de que no quiero ser héroe ni martir, de que no quiero ser una princesa de cuentos víctima de las maquinaciones de un perverso villano o de una bruja cruel, mucho menos un verdugo de nadie. Mi vida no es un juego de ajedrez.


Simplemente me conformo con relaciones saludables y convencionales, con un hola y ¿qué tal? no invansivos de mi intimidad. Es así, porque entiendo -y estoy segura de que ese entendimiento es producto de un razonamiento muy lógico- que no necesito dejar mi vida en manos de nadie, porque no podría estar en mejor y en peores manos que en las mías. Así, dejo a los fantasmas donde deben estar, cerca de sus moradas, donde murieron, aunque algún día los vea caminar por las calles, ya no como seres translúcidos, sino como figuras de carne y hueso que aún respiran para otras gentes, que a diferencia de mí, no asistieron a sus entierros.

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