miércoles, 5 de agosto de 2009

Triste otoño

Camino lentamente por un parque desolado por la caída de las hojas secas de sus imponentes árboles. El otoño es un misterio, el símbolo de la renovación. Mi corazón se rompió como un frágil cristal en un triste otoño, de flores marchitas y aullidos de viento...me desprendí del amor, pero no hubo renovación, no hubo una sustitución.

Después de haber vivido esta experiencia, me pregunto: ¿Puede el corazón imitar la perfección del otoño? ¿Puede acaso renovarse y sacar cada uno de los clavos que se le han enterrado crudamente en las arterias?
Todavía no puedo contestar esas preguntas, solo puedo recordar que mi corazón pasó por un triste otoño, apenas cuando terminaban de caer de los árboles las hojas secas, y justo antes de que soplaran las primeras brisas de invierno.
Sin embargo, aunque la razón y el entendimiento se nieguen a ver la luz, en lo profundo de mi alma hay un susurro interminable, un susurro que me dice que hay algo que nunca debe perderse: LA ESPERANZA.

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