martes, 18 de agosto de 2009

Rayos de sol

Comenzaron a penetrar sus rayos, empezaron a deslizarse, colando miles de seres extraños a través de la ventana. Justo cuando abro los ojos, veo a esos habitantes diminutos filtrarse por mi ventana, y creo que uno de mis bostezos se los traga, y que ahora no son habitantes de los rayos del sol, sino de mi garganta. Me equivoco, son inmortales, infinitos.
Algunas veces se fuga el sol, travieso entra por mi ventana, baila con los pequeños revoltosos al compás de las primeras horas de la mañana. A mí me da igual, no me quiero levantar, me importa el sol, me importa la oscuridad, me importa un bledo un nuevo día, hasta que como sonámbula abro mi ventana y que si todavía me queda aire para respirar, este día será mejor.

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