lunes, 27 de julio de 2009

¿Cuánto vale una lágrima?

Un día, sentada sola frente al mar, me puse a mirar el inmenso azul, aquella masa de agua, cuyos bramidos furiosos salen con blancas espumas que reafirman su majestad y vigor; me di cuenta que le había robado una gota, gota que ahora bajaba por mi mejilla. Me paré, y le dije al mar: te la devuelvo. En ese momento, dejé de llorar.
Estoy completamente segura que si esa lágrima hubiera formado parte de mi corazón, no la habría devuelto, estoy convencida de que no le pertenecía a él, sino no se hubiera fugado por mis ojos. El dolor no cabe en un espacio diseñado para la alegría y el amor. El dolor no cabe dentro del pecho, por eso le devolví esa gota de angustia al mar, que sabrá más que yo qué hacer con ella.
Esa lágrima no era mía, y por lo tanto no podría ponerle un precio. Me pregunto, si vuelvo otra vez a llorar, por un dolor, por una pena que se enquista cual tumor en mis vísceras, ¿Cuánto valdrá esa lágrima? Una lágrima de tristeza no vale nada, porque lo que realmente vale, no duele, permanece en el tiempo, y no se evapora...lo que realmente vale se queda abrazado a nuestra alma, y se arraiga fuertemente a ella, hasta que un día lo hacemos volar con el último soplo de nuestro aliento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Turismo por RD